De niño alguien me dijo que el verdadero lujo consiste en trabajar en lo que a uno más le gusta. A mi me gustaba coger las cosas, entenderlas, desmontarlas e intentar mejorarlas. Fui preguntón y curioso y además fui algo cabezón: no me conformaba porque soñaba que podía cambiar las cosas y además quería hacerme oír. Asi que estudié Arquitectura. Pero durante la carrera en lugar de edificios dibujaba ideas, cuadernos y cuadernos de ideas. En los apuntes, en los bocetos y en las láminas de proyectos, siempre había algo que no encajaba, que no era “estrictamente arquitectura”. Pese a todo en el camino me olvidé de mi sueño. Empecé a ejercer la arquitectura hasta que un día entre normativas y legislaciones me di cuenta de que algo simplemente no funcionaba. Yo quería dedicarme a la investigación y necesitaba dar salida a mi imaginación desbordada. Así que arranqué mis mejores ideas y redacté algunas propuestas y planes de producto. Con ellas acudí a Lan Ekintza e hice todos los cursos de empresa que pude. Más tarde crearía Cuantics, un laboratorio de investigación creativa dedicado a la innovación.
Hoy Cuantics desarrolla dos actividades distintas: por un lado los proyectos propios y por otro lado las labores de asesoría creativa para empresas e instituciones. Para ellas diseñamos estrategias y conceptos con que aumentar su atractivo y su valor social. Con mayor frecuencia trabajamos para ingenierías que requieren productos de futuro o que buscan nuevas aplicaciones para sus tecnologías. También realizamos sesiones creativas para dinamizar los equipos de trabajo, etc…
Estos son trabajos muy gratificantes, pero la verdadera forma de entender Cuantics es a través de los proyectos propios. Son la esencia y fundamento de la empresa, son las ideas propias convertidas en realidad. Y aunque sus orígenes sean de lo más dispar su objetivo es siempre el mismo; hacer que la gente sonría al ver el fruto de nuestro trabajo. Con ellos revalorizamos los espacios públicos, la calle, los parques, la ciudad, explorando las posibilidades que ofrece la tecnología. Estas propuestas se solapan con lo artístico porque nacen de una intuición, crecen sin contratos y revalorizan la emoción. Son simples pero poco convencionales…en este momento intentamos que un edificio aparezca y desaparezca...
Nuestras necesidades suelen ser también poco convencionales. Esto nos obliga a asumir grandes riesgos y grandes riesgos con pocos recursos implican mucha exigencia y mayor autocrítica. Cuando los proyectos requieren la concurrencia de expertos en otras disciplinas, el reto mayor consiste en articular las colaboraciones. Pero antes hay que encontrarles, contactarles y convencerles. La búsqueda y el primer contacto suele ser por Internet, en foros o directamente vía mail. Para convencerles la experiencia previa es la mejora carta de presentación, claro que al principio no hay experiencia previa. ¿y entonces?
Entonces hay que ilusionar. En mi opinión el primer paso es mostrar respeto por el tiempo de mi interlocutor. Para ganarse su atención hay que sorprender con mensajes originales y hacer que quien escucha no tenga que esforzarse por entendernos. Además es fundamental trasmitir seriedad y seguridad, más cuanto más “raro” sea el proyecto. Por eso presentamos siempre un trabajo previo contrastado y exhaustivo e intentamos plantear objetivos claros.
Una vez “contagiados” la comunicación constante entre todas las partes y la correcta organización de las colaboraciones es fundamental para evitar los choques. Articular todos los agentes, desde telecos a bailarinas profesionales, en estructuras horizontales, claras y abiertas es el reto. Por suerte disponemos de Internet, de las redes sociales, de los blogs y de más y más herramientas que facilitan el contacto. Por eso es importante marcarse objetivos parciales y hacer lo posible por alimentar la ilusión. Afortunadamente el de Cuantics es un mundo, de freakies apasionados y la ilusión y la implicación casi vienen de serie. El objetivo es responder a las necesidades de cada proyecto de la forma más eficaz. El reto es empujar el nivel de exigencia cada vez más lejos y conseguir cada vez mejores resultados. Estoy persiguiendo un sueño, si yo puedo intentarlo, seguro que tu también.
A mi me has ilusionado :)
ResponderEliminarqué maja! qué ilusión!
ResponderEliminarMerci..