Casi 4.000 millones de años de evolución biológica en la tierra y más de 500 millones de kilómetros cuadrados han dado lugar a miles de ecosistemas en las que se ha desarrollado una diversidad de más de 30 millones de especies. Cada día cientos de dichas especies compiten por ocupar un mismo lugar en su cadena trófica siguiendo una regla sencilla, el más eficaz prevalece los demás desaparecen.
Como dice Richard Parker, investigador del Museo Natural de Londres “la naturaleza es un tesoro inagotable de diseños fantásticos. Cada especia, incluso las que se han extinguido es una historia de éxito optimizada por millones de años de selección natural.
De este prisma cualquier ser vivo podría considerarse como un dispositivo altamente eficaz especializado en sobrevivir y reproducirse. ¿Por qué no aprender de lo que ha generado la evolución?
De hecho el ser humano siempre ha buscado inspiración en la naturaleza. La mayor parte de diseños y tecnologías de las que hacemos uso hoy en día son susceptibles de ser equiparados con estrategias naturales porque como dice Janine Benyus "todos los problemas que intentamos resolver ya han sido resueltos por la naturaleza durante millones de años de evolución".
Así surgió la biomimética.
El objetivo es entender la naturaleza de sus adaptaciones y transferir estos “diseños” de la naturaleza para resolver problemas de ingeniería, materiales, medicina…El término “Biomimética” procede del griego Bio de vida y Mimetikos, de imitar. A partir de este paralelismo la Biomimética (en inglés Biomimetics y Biomimicry, también llamada Biognosis o biónica por su aplicación específica en robótica) es una disciplina transversal que hibrida la biología y la ingeniería para rescatar sus estrategias formales, funcionales u organizacionales y trasladarlas en la medida de lo posible a la actividad humana.
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