Con el ordenador interactuamos a través de un ratón y el teclado. Cuando comenzamos a relacionarnos con otras personas surgieron los avatares, imágenes con que identificarnos en foros multimedia, juegos online, etc... Son la representación visual de nuestra personalidad, o lo que es lo mismo, nuestro alter ego digital. Ya podemos editar por completo su apariencia mediante “cirugía digital” pero sus movimientos (los nuestros) resultan torpes y poco realistas.
Se ha intentado resolver la falta de fluidez generando modelos hiperrealistas mediante Video Motion Capture pero los resultados son caros, inaccesibles e insatisfactorios. Sin embargo, un grupo de investigadores suizos a propuesto un sistema sencillo y barato que en mi opinión será revolucionario.
Han sustituido las cámaras y marcadores del M.C. por acelerómetros (como los de la Wii), giroscopios y ultrasonidos y lo han integrado todo en un traje, que además es autónomo y que presumiblemente podrá integrarse en la ropa. Sus aplicaciones en la industria textil, la industria del entretenimiento y especialmente la usabilidad e interacción con el ordenador parecen infinitas.
Cuando aún estamos empezando a acostumbrarnos a recorrer modelos tridimensionales de nuestras ciudades en Google Earth resulta que ahora podrá haber representaciones tridimensionales de las personas que recorren la calle a tiempo real.
Además cada parte de nuestro cuerpo podrá mandar información al ordenador para interactuar con el sistema. Habremos pasado de las dos dimensiones en que se mueve el ratón a las infinitas sutilezas que permiten nuestros movimientos corporales.
Es posible que probándonos un par de pantalones virtuales en nuestro avatar virtual sepamos desde casa como nos quedará en realidad ese modelo. Y es posible que dentro de poco al comprar unos vaqueros nos den otro par, virtual para nuestros avatares.
O piensen en el control remoto de maquinaria robótica, en analizar los pormenores de nuestro swing o en entrar en la película que estamos viendo y convertirnos en un personaje....¿Lo veremos nosotros?
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